El calor se ha estudiado como un
tratamiento eficaz para aliviar las lesiones de los tejidos blandos. La terapia
de calor funciona mejorando el flujo sanguíneo y la circulación en el área de
tratamiento, lo que permite la oxidación de los músculos y mejora los tiempos
de curación. También está surgiendo como una modalidad que acondiciona de
manera preventiva los músculos para que sean menos susceptibles a lesiones. Se ha demostrado que el calor reduce
el daño celular después de una lesión músculo-esquelética y también puede
ayudar en el crecimiento muscular a través de la expresión de proteínas de
choque térmico (HSP, del inglés Heat Shock Proteins). También se ha demostrado
que la terapia de calor reduce el dolor muscular y mejora la movilidad y el
rendimiento después de los entrenamientos. Si bien aún se están realizando
investigaciones sobre las formas más efectivas para que los atletas disfruten
de la terapia de calor, es importante explorar los diferentes tipos de
herramientas que están disponibles actualmente para ayudar a tus clientes a alcanzar
sus objetivos de acondicionamiento físico y recuperación.
Ha habido una explosión de productos
en el mercado que pretenden ayudar a mejorar el rendimiento. Los atletas en la
cima de su juego e incluso algunos gimnasios incluyen saunas de infrarrojos y
confían en ellos para aflojar los músculos tensos o aclimatarse a nuevos
entornos de entrenamiento. Si bien estos saunas pueden parecer increíbles,
todavía hay mucha investigación que debe realizarse para comprender los
verdaderos beneficios de estas prácticas y si hay otras opciones más asequibles
que producen los mismos resultados.
El término "calor" no es muy
específico y muchos productos afirman tener beneficios terapéuticos, pero
muchos en realidad se calientan demasiado para que su función principal sea la
recuperación. Cuando se buscan los productos adecuados, debe apuntar a
productos cálidos, no calientes (40-50 grados). Esta temperatura favorece la
circulación dilatando los vasos sanguíneos hasta la zona donde se aplica. Esto
ayuda a relajar el área, lo que puede ser especialmente útil como ayuda para
ayudar a administrar tratamientos como la terapia de pulso o el raspado. Si hay
menos tensión en el área, no solo está calmando los músculos adoloridos, sino
que también está relajando el área para que el tratamiento en sí sea más agradable.
El otro beneficio de cálido en lugar de caliente es que aún puedes variar la
temperatura y estarás más en sintonía con lo que te parece correcto. Esto permite
proceder con otras herramientas o estiramientos para evitar lesiones sin
adormecer el área o causar daños potenciales a la piel.
Si estás utilizando la terapia de
calor adecuada, notarás que tu piel se siente cálida y enrojecida. Si tus
herramientas están demasiado calientes, pueden causar quemaduras o daños en la
piel. El propósito del calor es proporcionar flujo sanguíneo y oxígeno al área
para acelerar el proceso de curación, por lo que debe asegurarse de que tus
herramientas ayuden en este proceso en lugar de causar daño a la piel.
Límite de
tiempo
El hecho de que el calor no sea un
concepto nuevo no significa que no sea poderoso. Esta es una noticia asombrosa
para las personas ocupadas que desean maximizar su recuperación en el menor
tiempo posible. Los saunas y los jacuzzis tienen temporizadores por una razón,
y cuando se buscan herramientas que mejoren la recuperación, también debe
asegurarse de que haya un límite de tiempo. Las investigaciones indican que
para las lesiones, no se debe mantener el calor en un área durante más de 15 a
20 minutos. Para la recuperación muscular y la pre-habilitación proactiva, 10
minutos está más cerca del período de tiempo ideal. Los beneficios del calor se
pueden sentir en minutos y después de que la circulación llegue al área. Si se está
usando terapia de calor localizada, puede usarse en múltiples áreas, pero aún
se recomienda que las sesiones en cada área individual no excedan los 20
minutos.
El tiempo también es un factor cuando
se trata de cuándo utilizar los productos para obtener los mejores resultados.
Si la persona acaba de sufrir una lesión, se recomienda la crioterapia (terapia
de frío) en lugar de calor durante las primeras 48 horas. Después de una
lesión, la prioridad es reducir el daño a un músculo o área. El objetivo de la
terapia de frío es reducir la inflamación y el trauma tisular. La terapia con
frío se usa mejor cuando las articulaciones están hinchadas o inflamadas
después del entrenamiento. Después de 24 a 48 horas, se recomienda cambiar a la
terapia de calor para ayudar a acelerar el proceso de curación.
Conclusión
El calor se ha convertido en un
tratamiento eficaz para reducir el dolor, mejorar la circulación y mejorar la
curación después del entrenamiento. Los efectos del calor se magnifican cuando
se combinan con otros tratamientos, incluidas las terapias de frío, vibración,
compresión y raspado. Se recomienda encontrar la combinación correcta de herramientas
que mejor se adapten a las necesidades seleccionando productos respaldados por
investigaciones y diseñados teniendo en cuenta el rendimiento deportivo. Las herramientas
que necesita alguien que se recupera de un entrenamiento y busca aumentar su
poder y fuerza son diferentes de una almohadilla térmica tradicional que puedes
tener en la casa. Se debe asegurar de encontrar una herramienta que esté tibia,
no caliente, para maximizar los resultados y recordar siempre que cuando se use
el calor como herramienta de recuperación, la hidratación y el descanso son
igualmente importantes.