La proteína miostatina (formalmente conocida como factor 8 de crecimiento y diferenciación)
es un factor de crecimiento que limita el crecimiento del tejido muscular. Por
ejemplo, concentraciones elevadas de miostatina en un individuo provocan una
disminución en el desarrollo normal de los músculos. La proteína miostatina se
produce en células del músculo esquelético, circula en sangre y actúa en el
tejido muscular, al parecer, retrasando el desarrollo de las células madre
musculares. El mecanismo exacto sigue siendo desconocido.
Tanto
en humanos como en animales, la miostatina es una hormona que actúa como una
especie de "freno" que le dice a los músculos que dejen de crecer, lo
que ayuda a evitar que crezcan demasiado. Esto es importante porque más allá de
cierto tamaño, agregar más masa a los músculos en realidad no los hace más
fuertes, y los músculos que son demasiado grandes también son más vulnerables
al daño. Los músculos sobre desarrollados también pueden interferir con otros órganos
importantes, reduciendo su tamaño y deteriorando sus funciones.
La
miostatina está activa durante múltiples etapas del ciclo de vida. Antes del
nacimiento (durante el desarrollo embrionario), la miostatina determina la
cantidad total de fibras musculares que tendrá un individuo. Como adulto, la
miostatina controla la forma en que crecen las fibras musculares existentes en
función de la dieta, la actividad física y la edad. El ejercicio afecta
directamente los niveles de miostatina, especialmente el ejercicio de
resistencia que se enfoca específicamente en aumentar la fuerza muscular.
En los humanos, los niveles de miostatina también a menudo aumentan
con la edad, lo que puede contribuir a la pérdida de masa muscular cuando se
envejece. El estudio de un caso de un niño con niveles inusualmente altos de
desarrollo muscular, informó que el niño también tenía niveles muy bajos de
miostatina, lo que proporciona evidencia de un vínculo directo entre la
inhibición de la miostatina y el crecimiento muscular mejorado en humanos.
Un estudio piloto con compuestos que inhiben o disminuyen los niveles
de miostatina, encontró que en sólo 7 días de tratamiento, 6 sujetos de mediana
edad aumentaron la fuerza de agarre, lo que sugiere un vínculo directo entre la
miostatina y el desarrollo muscular en individuos sanos.
Debido
a esto, los inhibidores de miostatina se han convertido en suplementos
deportivos muy populares para alcanzar un rápido crecimiento muscular. Sin
embargo, hay varios inconvenientes potenciales que se deben tener en cuenta
cuando se usan inhibidores de miostatina para la mejora atlética. Una posible
preocupación es que el aumento del crecimiento muscular conducirá a un mayor
riesgo de lesiones debido al aumento del estrés en las fibras musculares. Esto
es especialmente cierto para las personas que usan inhibidores de miostatina
como suplementos para mejorar los resultados de su entrenamiento y no como
parte de un tratamiento médico para la distrofia muscular u otros trastornos.
Otros posibles efectos secundarios de los inhibidores de miostatina
incluyen una mayor posibilidad de ruptura de tendones, insuficiencia cardíaca
debido a la inflamación del músculo cardíaco y rabdomiólisis, que es una
descomposición de las fibras musculares que a menudo conduce a insuficiencia
renal.