Existen diferentes
tejidos en el cuerpo (fibras musculares, tejido conectivo, etc.) y cada uno de
ellos tiene un potencial diferente de adaptación al estrés. Esto significa que
los programas de entrenamiento deberían de proveer una variedad de intensidades
y estreses que permitan una óptima adaptación de cada tejido para obtener los
mejores resultados posibles.
La adaptación al
entrenamiento se explica por un proceso biológico conocido con el nombre de Sobre-compensación, basado en el
Síndrome General de Adaptación (SGA). El conjunto de cambios que se producen en el organismo para tratar de
mantener el equilibrio homeostático
se denomina “Ajuste”.
Es decir, es
una respuesta fisiológica
a corto plazo, realizado por el organismo para
regular y mantener constantes los parámetros homeostáticos. Cuando el
organismo debe realizar
ajustes de forma
crónica y reiterada
se produce una adaptación al estímulo que modifica la
homeostasis.
Al realizar
un ejercicio físico
de manera persistente
se produce una
alteración del equilibrio homeostático, que se manifiesta en
forma de fatiga. Es decir, se disminuye la capacidad funcional (incapacidad
para seguir haciendo el ejercicio que se está realizando a la misma
intensidad). Cuando se realiza
cualquier esfuerzo, el nivel de
fatiga es superior al
inicial, por lo que
la capacidad funcional
ha disminuido con
respecto al comienzo
del ejercicio. La sobre-compensación es el margen de
beneficio que se obtiene en una situación de reposo al finalizar el ejercicio
que ha provocado fatiga.
Cuando cesa el
ejercicio, durante el reposo se ponen en marcha una serie de mecanismos en los
que se restaurarán los niveles iniciales de capacidad funcional. Una vez se
recupera el nivel
inicial, estos mecanismos continúan trabajando para superar el nivel inicial, provocando una
sobre-compensación. La sobre-compensación consiste en un aumento de la
capacidad funcional, que permite reducir el nivel de fatiga provocado por el
ejercicio físico.
La
sobre-compensación es efímera.
Si el ejercicio
se repite mientras
duran los efectos
de la sobre-compensación, la
alteración del equilibrio
homeostático será menor.
Si no se
aplica nuevamente dicha carga de trabajo, la mejora funcional conseguida
desaparecerá y se volverá al nivel inicial (principio de reversibilidad).