Wednesday, October 26, 2022

FATIGA NEUROMUSCULAR Y RECUPERACION DESPUES DEL ENTRENAMIENTO DE FUERZA Y POTENCIA

Por: Pierre Debraux, MSc, PhD 

El objetivo del entrenamiento de resistencia es provocar adaptaciones neuromusculares. Estas adaptaciones generalmente resultan en ganancias de fuerza y ​​masa muscular y van acompañadas de fatiga. La fatiga se puede definir como la incapacidad de generar la fuerza voluntaria máxima. En la práctica, se refleja en el número de repeticiones menos que podemos hacer en la enésima serie, o la menor carga que podemos mover al día siguiente de un entrenamiento intenso, por ejemplo. La fatiga neuromuscular generada por el entrenamiento es causada por fatiga periférica y fatiga central.

La fatiga periférica se localiza en los músculos directamente implicados en el esfuerzo realizado. El estrés mecánico sobre las fibras y la acumulación de varios metabolitos durante el ejercicio disminuyen la capacidad de un músculo para producir fuerza. La fatiga central es la fatiga del sistema nervioso central (llamada "fatiga nerviosa"), es decir, la corteza motora y la médula espinal. La fatiga central NO es la sensación de dolor físico y mental que se experimenta después de un entrenamiento, sino la incapacidad de reclutar un músculo a su máxima capacidad. Es causado por una disminución en la actividad de las neuronas motoras, un aumento en la retroalimentación aferente inhibidora y una reducción en la respuesta individual de las neuronas motoras. A diferencia de la fatiga periférica, la fatiga central afecta a todo el cuerpo. Puede ser inducido por entrenamiento de resistencia pesado, ligero e incluso cardiovascular. A menudo se dice y se escribe que es más difícil y más largo recuperarse nerviosamente que muscularmente (es decir, de la fatiga central que de la fatiga periférica). ¿Pero es éste realmente el caso?

El estudio

Para intentar responder a esta pregunta, un equipo de investigadores británicos estudió el impacto del entrenamiento de fuerza y ​​potencia sobre la fatiga y la recuperación en atletas de alto nivel. Para ello, los investigadores reclutaron a 10 atletas (4 mujeres y 6 hombres) especialistas en pista y campo, velocistas internacionales o saltadores de longitud (100 m: 10,44 ± 0,37 s y 11,73 ± 0,34, para hombres y mujeres, respectivamente), y utilizaron al entrenamiento de fuerza (1RM Sentadilla: 190,0 ± 38,0 kg y 107,5 ± 12,0 kg, para hombres y mujeres, respectivamente).

Cada atleta realizó dos sesiones: una enfocada en el entrenamiento de fuerza máxima y otra enfocada en el entrenamiento de potencia. Cada sesión constaba de 3 ejercicios, 4 series de 5 repeticiones con 3 min de descanso: sentadilla, split squat y push press. La carga utilizada en la sesión de fuerza correspondió a un RPE (Rate of Perceived Exertion o índice de esfuerzo percibido) de 16-17, es decir muy duro. Para el entrenamiento de potencia, los atletas utilizaron el 30% de la carga utilizada en el entrenamiento de fuerza.

Antes de la sesión, 10 minutos inmediatamente después y 24 horas después de la sesión, todos los atletas fueron sometidos a diversas pruebas para evaluar el nivel de fatiga y recuperación. Por lo tanto, se realizó una prueba de salto vertical con contra movimiento (sin brazos), una prueba de contracción voluntaria isométrica máxima durante la extensión de la rodilla y una evaluación de la relación de activación central (CAR o Central-Activation-Ratio). También se midió el lactato en sangre antes y 4 minutos después de la sesión. Tenga en cuenta que la prueba de salto vertical y la prueba CAR son indicadores más o menos directos de la actividad y fatiga del sistema nervioso central. La prueba CAR se realiza creando una estimulación superpuesta durante la prueba de contracción isométrica máxima. CAR es la relación entre la fuerza de contracción isométrica máxima y la suma de esta fuerza y ​​la fuerza de estimulación superpuesta. Un resultado de 1 indica activación central completa.

Resultados y análisis

Los principales resultados de este estudio muestran que la fuerza isométrica máxima disminuyó después de la sesión de fuerza hasta 24 horas después del entrenamiento, pero esto no se observó después de la sesión de potencia. Por el contrario, no se observó ningún cambio para las medidas relacionadas con la fatiga central (la prueba de salto vertical y la prueba CAR), independientemente de la sesión. Estos resultados se explican principalmente por el mayor trabajo mecánico realizado durante la sesión de fuerza, así como por la mayor concentración de lactato en sangre alcanzada, lo que indica una carga de trabajo metabólicamente más exigente.

La reducción en la fuerza isométrica máxima sin cambios en la activación central o el rendimiento del salto vertical sugiere que los mecanismos responsables de la disminución de la fuerza después del entrenamiento se deben principalmente a la fatiga periférica más que a la fatiga central. Otros estudios han demostrado que la fatiga nerviosa suele medirse justo después del final del ejercicio, pero desaparece rápidamente. Por lo tanto, dado que aquí los investigadores esperaron 10 minutos para realizar las pruebas posteriores al entrenamiento (para no comprometer las mediciones, ya que el pH muscular y la isquemia podrían influir en la propagación del potencial de acción y la función contráctil), es posible que la fatiga nerviosa estuviera presente después del final de la sesión pero que el cuerpo se había recuperado antes de las pruebas.

Aplicaciones prácticas

Este estudio muestra que incluso en deportistas de alto nivel, un entrenamiento de fuerza sí provoca fatiga muscular (y ésta es mayor que la de un entrenamiento de potencia), provocada por la alta tensión mecánica sobre las fibras musculares y la elevada carga de trabajo mecánico, pero no necesariamente causar fatiga nerviosa. Y, de haber cansancio nervioso, este desaparece muy rápido.