Por: Pierre Debraux, MSc, PhD
El objetivo del entrenamiento de resistencia es provocar adaptaciones
neuromusculares. Estas adaptaciones generalmente resultan en ganancias de
fuerza y masa muscular y van acompañadas de fatiga. La fatiga se puede
definir como la incapacidad de generar la fuerza voluntaria máxima. En la
práctica, se refleja en el número de repeticiones menos que podemos hacer en la
enésima serie, o la menor carga que podemos mover al día siguiente de un
entrenamiento intenso, por ejemplo. La fatiga neuromuscular generada por el
entrenamiento es causada por fatiga periférica y fatiga central.
El estudio
Para intentar responder a esta pregunta, un equipo de investigadores
británicos estudió el impacto del entrenamiento de fuerza y potencia sobre la
fatiga y la recuperación en atletas de alto nivel. Para ello, los
investigadores reclutaron a 10 atletas (4 mujeres y 6 hombres) especialistas en
pista y campo, velocistas internacionales o saltadores de longitud (100 m:
10,44 ± 0,37 s y 11,73 ± 0,34, para hombres y mujeres, respectivamente), y
utilizaron al entrenamiento de fuerza (1RM Sentadilla: 190,0 ± 38,0 kg y 107,5
± 12,0 kg, para hombres y mujeres, respectivamente).
Cada atleta realizó dos sesiones: una enfocada en el entrenamiento de
fuerza máxima y otra enfocada en el entrenamiento de potencia. Cada sesión
constaba de 3 ejercicios, 4 series de 5 repeticiones con 3 min de descanso:
sentadilla, split squat y push press. La carga utilizada en la sesión de fuerza
correspondió a un RPE (Rate of Perceived Exertion o índice de esfuerzo
percibido) de 16-17, es decir muy duro. Para el entrenamiento de potencia, los
atletas utilizaron el 30% de la carga utilizada en el entrenamiento de fuerza.
Antes de la sesión, 10 minutos inmediatamente después y 24 horas después
de la sesión, todos los atletas fueron sometidos a diversas pruebas para
evaluar el nivel de fatiga y recuperación. Por lo tanto, se realizó una prueba
de salto vertical con contra movimiento (sin brazos), una prueba de contracción
voluntaria isométrica máxima durante la extensión de la rodilla y una
evaluación de la relación de activación central (CAR o Central-Activation-Ratio).
También se midió el lactato en sangre antes y 4 minutos después de la sesión.
Tenga en cuenta que la prueba de salto vertical y la prueba CAR son indicadores
más o menos directos de la actividad y fatiga del sistema nervioso central. La
prueba CAR se realiza creando una estimulación superpuesta durante la prueba de
contracción isométrica máxima. CAR es la relación entre la fuerza de
contracción isométrica máxima y la suma de esta fuerza y la fuerza de
estimulación superpuesta. Un resultado de 1 indica activación central completa.
Resultados y análisis
Los principales resultados de este estudio muestran que la fuerza
isométrica máxima disminuyó después de la sesión de fuerza hasta 24 horas
después del entrenamiento, pero esto no se observó después de la sesión de
potencia. Por el contrario, no se observó ningún cambio para las medidas
relacionadas con la fatiga central (la prueba de salto vertical y la prueba
CAR), independientemente de la sesión. Estos resultados se explican
principalmente por el mayor trabajo mecánico realizado durante la sesión de
fuerza, así como por la mayor concentración de lactato en sangre alcanzada, lo
que indica una carga de trabajo metabólicamente más exigente.
La reducción en la fuerza isométrica máxima sin cambios en la activación
central o el rendimiento del salto vertical sugiere que los mecanismos
responsables de la disminución de la fuerza después del entrenamiento se deben
principalmente a la fatiga periférica más que a la fatiga central. Otros
estudios han demostrado que la fatiga nerviosa suele medirse justo después del
final del ejercicio, pero desaparece rápidamente. Por lo tanto, dado que aquí
los investigadores esperaron 10 minutos para realizar las pruebas posteriores
al entrenamiento (para no comprometer las mediciones, ya que el pH muscular y
la isquemia podrían influir en la propagación del potencial de acción y la
función contráctil), es posible que la fatiga nerviosa estuviera presente
después del final de la sesión pero que el cuerpo se había recuperado antes de
las pruebas.
Aplicaciones prácticas
Este estudio muestra que incluso en deportistas de alto nivel, un
entrenamiento de fuerza sí provoca fatiga muscular (y ésta es mayor que la de
un entrenamiento de potencia), provocada por la alta tensión mecánica sobre las
fibras musculares y la elevada carga de trabajo mecánico, pero no
necesariamente causar fatiga nerviosa. Y, de haber cansancio
nervioso, este desaparece muy rápido.