Thursday, August 29, 2019

RESPUESTA DEL SISTEMA CARDIOVASCULAR AL EJERCICIO


Cuando se hace ejercicio, el ritmo cardíaco puede aumentar de un promedio de descanso de 72 latidos por minuto, a 200 o más dependiendo de la condición física y edad de la persona. Conforme se adquiere una mejor condición física, el corazón se vuelve más fuerte y el ritmo cardíaco en descanso disminuye. Las personas que están en forma, con frecuencia tienen ritmos cardíacos bajos en reposo; este ritmo en atletas altamente entrenados puede ser tan bajo como 30 latidos por minuto.

Vasos sanguíneos
Cuando una persona se ejercita, la hormona adrenalina provoca que sus vasos sanguíneos se expandan de manera que un volumen de sangre mayor al normal pueda pasar mediante ellos. Esto se llama vasodilatación, una respuesta a corto plazo del cuerpo al ejercicio, y es una de las razones por la que los vasos sanguíneos pueden volverse más prominentes durante el ejercicio.

Como respuesta a largo plazo, el cuerpo establece nuevos capilares para que el oxígeno pueda entregarse mejor, y se pueda remover más dióxido de carbono de los músculos en movimiento.

Sangre
Durante el ejercicio, la sangre se desvía de órganos no esenciales, como aquellos involucrados con el sistema digestivo y reproductivo, y se dirige hacia los músculos. Esto se llama acumulación de sangre y asegura que los músculos que están trabajando obtengan el oxígeno que necesitan. Una vez terminado el ejercicio extenuante, es importante ayudar a que esa sangre acumulada se mueva de los músculos y regrese a la circulación general, lo que comúnmente se logra realizando un proceso de enfriamiento que consista en ejercicio cardiovascular ligero y estiramientos.

La sangre contiene tres tipos diferentes de células: las células blancas que combaten las infecciones, plaquetas que ayudan a la coagulación de la sangre y las células rojas que transportan el oxígeno. Dichas células están suspendidas en un líquido llamada plasma, que es principalmente agua. Cuando se realiza ejercicio, las células sanguíneas se saturan con oxígeno en su esfuerzo para asegurar que cantidades suficientes de este componente estén disponibles para los músculos. Como beneficio a largo plazo del ejercicio, la cantidad de células rojas aumentan conforme se adquiere mejor condición, y así la persona se vuelve más hábil para transportar mayores cantidades de oxígeno en su cuerpo.