Monday, December 28, 2020

¿QUE ES LA RECUPERACION ACTIVA Y CUANDO SE DEBE INCLUIR?

Cuando las personas piensan en descanso o recuperación se imaginan en cómo pasarían normalmente un día descansando. Por lo general, esto consistiría en una "recuperación pasiva": un día de relajación completa sin ninguna actividad física. Por el contrario, una definición de recuperación activa incluiría ejercicio de baja intensidad que promueve el flujo sanguíneo a los músculos, ayudándolos a recuperarse mejor y más rápido.

Entonces, ¿qué hace la recuperación activa? Al mover el cuerpo, de hecho, se está acelerando el proceso de recuperación, pero aquí está el truco: se debe estar lo suficientemente activo para aumentar el flujo sanguíneo, pero lo suficientemente suave para permitir que los músculos se recuperen.

En los días de recuperación activa, se debe prestar atención a la respiración y asegurarse de elegir una forma de ejercicio que optimice la recuperación activa. Esto significa terminar cada una de estas sesiones sintiéndose renovado, con energía y listo para el entrenamiento del día siguiente.

Cualquiera que haya realizado entrenamientos intensos por un período prolongado, haya competido en un evento atlético o simplemente se haya esforzado al máximo debería equilibrar esto con un entrenamiento ligero por unos días.

Entonces se presenta la pregunta, "¿Cuándo se debería realizar una recuperación activa?”. Usualmente los ciclos (microciclos) de recuperación activa se incluyen en un programa de entrenamiento luego de ciclos (mesociclos) de hipertrofia, fuerza o potencia para permitir un descanso adecuado al cuerpo (músculos, articulaciones, tejido conectivo, etc.). Este descanso activo permitirá que el cuerpo se alivie del estrés al que ha sido sometido y se fortalezca en respuesta. Por ello es muy importante que los entrenadores personales incluyan microciclos de recuperación activa en la periodización de los programas de entrenamiento que diseñen a sus clientes. Donde y cuando incluirlos dependerá de los objetivos del programa y la condición física de cada persona.

La recuperación activa también ayudará a los músculos y articulaciones a promover un mayor flujo sanguíneo hacia ellos, lo que reducirá el riesgo de inflamación. Por lo general, esto también aumentará la aptitud y resistencia cardiovascular al trabajar en zonas de entrenamiento aeróbico.

Al considerar la importancia de la recuperación activa, se debe pensar en la salud física y mental. Aunque se puede sentir falta energía, el ejercicio ligero de hecho ayudará a evitar la fatiga posterior al ejercicio debido a un entrenamiento intenso, lo que a su vez ayudará a mejorar el estado de ánimo.

Las actividades típicas de recuperación activa incluyen caminar, nadar, andar en bicicleta, trotar, yoga o estiramientos activos. La clave es encontrar una actividad que sea de baja intensidad y que mantenga la frecuencia cardíaca al 30-60% de la frecuencia cardíaca máxima. Si una persona no realiza un seguimiento de la frecuencia cardíaca o no sabe cuál es su máximo, puede utilizar la prueba de conversación. Si puede mantener una conversación constante mientras realiza la actividad, probablemente sea la intensidad adecuada para que se considere una recuperación activa. No hay necesariamente un período de tiempo recomendado para estas sesiones de recuperación activa, por lo que sería mejor seguir las pautas generales de ejercicio, que recomiendan al menos 30 minutos de actividad física al día.

Aunque los beneficios de la recuperación activa son claros, la recuperación pasiva también es importante. Es importante saber “escuchar” al cuerpo y reconocer cuándo es necesario un día libre (o dos). Si se ha lesionado o se corre el riesgo de sufrir una lesión, es apropiado dejar que el cuerpo se recupere antes de intentar hacer ejercicio ligero nuevamente.