Los artículos de compresión están diseñados para
proporcionar niveles específicos de presión a las extremidades. Estos niveles
de presión fueron diseñados en un inicio para mejorar el retorno venoso y
reducir el edema en pacientes con diversos trastornos venosos. La investigación
apoya el uso de prendas de compresión para estas enfermedades y se ha
demostrado que pueden ayudar a prevenir o retardar la progresión de los
problemas en las venas. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿Las medias de
compresión mejoran el rendimiento del ejercicio y, hay alguna razón para
usarlas antes y después del ejercicio en individuos sanos?
Hoy en día estas prendas se han vuelto muy populares
entre atletas y entusiastas del ejercicio, pero en un atleta saludable las
prendas de compresión cumplen un papel diferente. La mayoría de los que optan
por utilizar prendas de compresión piensan que van a experimentar una mejor
circulación y un desenvolvimiento más eficiente. Se cree que las prendas de
compresión pueden reducir las oscilaciones musculares, que teóricamente
optimizarían la dirección de contracción de las fibras musculares, lo que
resultaría en una mejor eficiencia mecánica. También se cree que al apretar y
compactar las extremidades o el torso, estas prendas supuestamente aumentarán
la circulación sanguínea, lo que ayudaría a liberar más oxígeno a los músculos
mientras se acelera la eliminación de ácidos y otros subproductos de la
actividad física. Además hay otros mecanismos de acción, los cuales maximizarían
el rendimiento mientras aceleran la recuperación, al menos esa es la teoría, lo
único que falta es la prueba de ello.
Hay un gran número de estudios que examinan los
efectos de una variedad de prendas de compresión (pantalones cortos, medias y
trajes de cuerpo entero) sobre el rendimiento muscular, rendimiento de salto
vertical, fatiga muscular, rendimiento en carreras cortas de velocidad (sprints),
respuesta después del ejercicio (recuperación), lactato en sangre después del
ejercicio y DMAT (Dolor Muscular de Aparición Tardía) en sujetos sanos, todos
con resultados mixtos.
Sin embargo, la mayoría de estos estudios se han
centrado en las medias de compresión en individuos con problemas de salud.
Muchos de los estudios se han centrado en la evaluación de medias de compresión
sobre el rendimiento del ejercicio o la función vascular en pacientes con
trombosis o venas varicosas, y de nuevo los resultados son mixtos.
Una investigación bibliográfica reveló que sólo tres
estudios han evaluado el impacto de las medias de compresión en la función
fisiológica en individuos sanos. Éstos demostraron que las medias de compresión
no produjeron cambios en la recuperación del VO2 máx. o cambios en el volumen
plasmático, pero sí resultaron en menores niveles de lactato sanguíneo después
del ejercicio en comparación con los sujetos que no llevaban medias. También encontraron
que los sujetos que llevaban medias de compresión durante cinco horas diarias
tuvieron una reducción del DMAT, pero sus datos no demostraron ningún beneficio
en el incremento de la fuerza o para resolver problemas funcionales. Si bien la
evaluación individual de las prendas de compresión muestran algún beneficio,
este es principalmente durante el proceso de recuperación.
Es evidente que los hallazgos de los estudios citados
anteriormente que evalúan los efectos de las medias de compresión sobre la
función fisiológica en individuos sanos y no saludables son diversos. Está
claro que se necesitan más estudios para evaluar el impacto de las medias de
compresión sobre el retorno venoso, el rendimiento del ejercicio, la fatiga
muscular y el DMAT antes de que se puedan sacar conclusiones firmes sobre su
utilidad.