La Rabdomiólisis Exacerbada (RE), a veces llamada
rabdomiólisis inducida por el ejercicio, es la descomposición del músculo por un
esfuerzo físico extremo. Es uno de los muchos tipos de rabdomiólisis que pueden
ocurrir y debido a esto la prevalencia e incidencia exactas no son claras. Sus
signos y síntomas no son bien conocidos entre el deporte y la comunidad fitness
y debido a esto se cree que su incidencia es mayor de la que se reporta.
Los riesgos que conducen a sufrir de esta condición
incluyen: ejercicio en condiciones calurosas y húmedas, hidratación inadecuada,
recuperación inadecuada entre períodos de ejercicio, entrenamiento físico
intenso y niveles inadecuados de condición física para comenzar entrenamientos
de alta intensidad. La deshidratación es uno de los factores más importantes
que pueden dar una respuesta casi inmediata del cuerpo al producir orina de
color muy oscuro.
En la rabdomiólisis exacerbada, la descomposición
muscular inducida por el ejercicio excesivo puede provocar los siguientes síntomas;
dolor muscular, rigidez, fatiga, orina de color oscuro, desbalance en los
electrolitos y posible fallo renal. Comúnmente se diagnostica usando la prueba
de mioglobina en orina acompañada de altos niveles de creatina quinasa (CK). La
mioglobina es la proteína liberada en el torrente sanguíneo cuando se
descompone el músculo esquelético. La prueba de orina simplemente examina si la
mioglobina está presente o ausente. Cuando los resultados son positivos la orina
obtiene normalmente un color oscuro, marrón seguido por la evaluación del nivel
de CK en suero para determinar la gravedad del daño muscular. Los niveles
elevados de CK en suero mayores de 5.000 U/L que no son causados por infarto de
miocardio, lesión cerebral o enfermedad,
generalmente indican daño muscular grave confirmando el diagnóstico de
RE.
La degeneración muscular de la rabdomiólisis destruye
los filamentos de miosina y actina en el tejido afectado. Esto inicia la
reacción natural del cuerpo para aumentar la perfusión en el área permitiendo
una afluencia de células especializadas para reparar la lesión. Sin embargo, la
inflamación aumenta la presión intracelular más allá de los límites normales. A
medida que la presión se acumula en el tejido muscular, el tejido circundante
es aplastado contra el tejido subyacente y el hueso. Esto se conoce como
síndrome compartimental que conduce a una muerte del tejido muscular
circundante alrededor de la lesión. Como el músculo muere esto hará que el
dolor se irradie desde el área afectada hacia el tejido compartimentado. Una
pérdida de amplitud de movimiento por la hinchazón también se verá en la
extremidad afectada. A esto se le sumará la debilidad muscular asociada con los
músculos implicados por la pérdida de la interacción del filamento.
La deshidratación es un factor de riesgo común para
la rabdomiólisis porque causa una reducción del volumen plasmático durante el
esfuerzo. Esto conduce a una reducción del flujo sanguíneo a través del sistema
vascular que inhibe la constricción de los vasos sanguíneos.
¿Cómo prevenirla?
Las personas que están en riesgo de padecer esta condición
frecuentemente están fuera de forma y recién comienzan un programa de
ejercicios. Los estudios sugieren que la reducción del riesgo de rabdomiólisis
puede obtenerse aumentando gradualmente la intensidad en los regímenes de
ejercicio para principiantes, hidratándose adecuadamente, aclimatándose y
evitando los diuréticos durante los momentos de actividad intensa. El último
paso para asegurar una preparación adecuada es optimizar el plan de
alimentación del individuo
incluyendo el consumo de carbohidratos, grasas, proteínas y agua adecuadas
antes de las sesiones de entrenamiento.